Mucha gente cree que para mejorar el inglés hay que hablar siempre en voz alta. Pero la verdad es que también puedes avanzar muchísimo practicando mentalmente, sin decir una sola palabra. ¿Cómo? Hablando contigo mismo en tu cabeza, como si pensaras en inglés.
Esto entrena tu cerebro a expresarse de forma natural, sin necesidad de traducir palabra por palabra. Es como crear una autopista directa entre tus pensamientos y el idioma.
Me acuerdo de Rafa, un alumno cuya meta era la de hablar como un nativo, al que yo le daba clase dos veces por semana… Me decía que casi nunca tenía tiempo para estudiar o practicar con otras personas, que llevaba una vida muy ajetreada… Aun así, su progreso era sorprendentemente rápido. Un día, intrigado, le pregunté que si no tenía tiempo como es que progresaba tan rápidamente, pues me daba la impresión que practicaba el inglés a diario… Rafa sonrió y me dijo: “Lo practico aunque no tenga tiempo, pues intento pensar en inglés cuando estoy solo e incluso hablar conmigo mismo mentalmente cuando hago otras tareas como conducir, caminar, etc”. Ahí entendí el poder de ese hábito tan simple y, a su vez, tan eficaz.
Puedes practicar en cualquier momento: caminando, cocinando, conduciendo, o simplemente imaginando una conversación. No hace falta tener siempre a alguien enfrente. Lo importante es usar el idioma todos los días, aunque sea en silencio.
Tu mente es tu mejor aula.
Y tú, tu mejor compañero de conversación.